domingo, 13 de diciembre de 2009
El lío colombiano
Cuando se habla del conflicto armado colombiano en los medios de comunicación se tiende a dar únicamente la versión del ejército y gobierno colombiano. Estamos acostumbrados a oír una y otra vez en los medios el término "narcoterroristas" para referirse a la guerrilla y parece que todos los males del país provienen de las FARC-EP (Fuerzas Arnadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo). Para mi no hay duda de que este grupo se equivoca en sus medios y no tiene ni métodos ni fuentes de financiación limpias en absoluto. Si atendemos sólo a las noticias más mediáticas sobre Colombia (p. ej. secuestro de Ingrid Betancourt) y a la mayoría que nos llegan desde allí a los medios españoles, parece claro quiénes son los malos. Pero hay que ver las dos caras del conflicto para empezar a pensar que a lo mejor la diferencia entre buenos y malos en Colombia no es tan clara como se nos presenta.
Las FARC y su financiación: "los malos":
Creo que es imposible negar que la guerrilla se financia en parte a través de sus relaciones con el narcotráfico, incluso ellos mismos reconocen en entrevistas que cobran el "impuesto al gramaje" a los traficantes que operan en su zona de influencia. Lo cierto es que entra dentro de la lógica (no de lo justificable) que las FARC recurran a la delincuencia, puesto que son muchos miles de combatientes en múltiples frentes repartidos por las selvas colombianas y, evidentemente, no tienen posibilidad alguna de ingresos legales. Otra cosa es que todo lo que dice el gobierno colombiano sea verdad, puesto que desean presentar a la organización armada como narcotraficantes de manera directa. Sin embargo al leer sus documentos puede verse que se basan en estimaciones totalmente parciales, o simplemente inventadas, cuando dicen "para las cifras estimadas, se acepta el supuesto de que las FARC explotan directamente el 70% del total de los cultivos en su área de influencia y el 30% restante está a cargo de campesinos que se ajustan a los parámetros del negocio establecidos por las FARC". Con esta filosofía de estimaciones y suposiciones puede afirmarse cualquier cosa.
Por otro lado, nadie duda que las FARC-EP secuestran también para financiarse, como medio para cobrar su particular "impuesto revolucionario" a los empresarios y terratenientes que áctúan en sus áreas de influencia y se niegan a pagarlo. Sin embargo, las cifras sobre esto también varían notablemente, ya que mientras la guerrilla admite tener a 9 secuestrados en esta situación, el gobierno dice 417. Otro tipo de "secuestrados" serían los "canjeables", utilizados para realizar canjes por guerrilleros presos, la práctica totalida de aquellos son militares (en Colombia la policía también depende del Ministerio de Defensa, como un cuerpo militar más). Aunque en cualquier guerra se llama a los combatientes apresados "prisioneros" y no "secuestrados". En este tema de los secuestrados/prisioneros, al final he decidido no hacer demasiado caso a las cifras, ya que en algunos casos el ejército habla de cifras inverosómiles de más de 1500 secuestrados. Lo que supondría, si se estima que quedan 6000 guerrilleros tener un secuestrado por cada 4 guerrilleros. Con lo cual, si según dicen, la mayoría de los ingresos de las FARC provienen de la actividad directa en cultivos de drogas y narcotráfico me parece una plantilla bastante pequeña para cuidar de los presos, cultivar, traficar, extorsionar y dedicarse a la lucha guerrillera en la selva.
Unos narcotraficantes extraños
Por otro lado, siempre se nos quiere presentar a los guerrilleros como narcotraficantes sin más ideología que el terror. Pero, sin embargo, la vida de los guerrilleros en la selva (incluyendo los mandos), perseguidos, bombardeados, en continuo movimiento entre campamentos provisionales, durmiendo a la intemperie y haciendo sus necesidades en agujeros en la tierra, dista mucho de la que uno imagina para un traficante de droga que busca el lucro personal. Esa vida militarizada, de clandestinidad, y penurias, separados de los suyos, me hace pensar que hay muy pocas diferencias con las condiciones de aquellos que mantienen retenidos. Y también me hace creer que si esa gente elige esa vida es porque en la versión que siempre escuchamos falta algo. ¿Qué es lo que no sabemos? ¿Qué es lo que no nos cuentan para que en Colombia haya gente capaz de echarse al monte de esta manera?
Existe una serie de pequeños documentales muy interesantes sobre la vida y actividad de los guerrilleros, aunque a mi modo de ver, suelen dar más crédito del debido a los datos del gobierno colombiano (probablemente influídos por las amenazas recibidas por el autor). Un ejemplo: afirman que las FARC llevan todo el proceso de producción de cocaína en muchos territorios que dominan, a pesar de que en el grupo guerrillero con el que contactan comprueban y tienen que reconocer que no ocurre eso. Es decir, dan por válida la versión del gobierno, aunque ellos con sus propios ojos sólo ven otra cosa. Además, tanto los textos superpuestos en pantalla como las preguntas de las entrevistas, como los titulares que extraen de ellas, pueden calificarse, como poco, de tendenciosos. Aún así, me parecen unos documentos muy interesantes.
Los reportajes mencionados nos proporcionan apuntes de quiénes son los guerrilleros y de cómo viven. Nos presentan testimonios de guerrilleros hablando sobre los secuestrados, familiares hablando sobre sus secuestrados y disidentes de las FARC hablando sobre la guerrilla. Pero para entender cómo es posible que las FARC hayan resistido tantas décadas es necesario hacer un poco de historia.
El nacimiento de las FARC
En los años 40 existe un periodo de gran convulsión política y enfrentamiento entre los dos partidos que tradicionalemnte se repartían el gobierno de Colombia: el conservador y el liberal. El asesinato de un líder liberal provoca la revuelta denominada el "Bogotazo" y que gran número de liberales se entreguen a la lucha clandestina contra la oligarquía y los terratenientes conservadores. A esta lucha de los liberales se une el Partido Comunista. Los conservadores también crean sus grupos paramilitares. El resultado de todo esto son 300000 muertos hasta 1953, cuando el golpe de estado del General Rojas Pinilla pone fin a este periodo denominado "la Violencia" y la mayor parte de guerrilleros liberales dejan las armas. En 1957, parece ser que los partidos Conservador y Liberal se ponen de acuerdo para repartirse el poder, excluyendo al resto. Esta alianza fructificó, pero marginanó a los comunistas y a los liberales del ala izquierda, que siguieron en la clandestinidad, consiguiendo dominar un territorio de 800 km cuadrados en los Andes que llamaron "República de Marquetalia". En ella se refugiaron comunistas, liberales descontentos y campesinos que huían de la violencia, instaurando una diminuta sociedad socialista. El ejército colombiano atacó Marquetalia de modo masivo y los guerrilleros se dispersaron por el país, dando lugal a focos de resistencia que pasarían a ser las FARC y el ELN (Ejército de Liberación Nacional) en 1964.
¿Intentó la guerrilla dejar las armas y hacer política?
En los años 80 se abrió un proceso de paz con negociaciones entre las FARC y el gobierno Colombiano. Dentro de ese proceso se decidió plantear una opción política legal dentro de la cual pudieran integrarse los guerrilleros que deseaban abandonar el monte y emprender su trabajo dentro del sistema. Esa opción política fue Unión Patriótica y dentro de ella, aparte de guerrilleros, se integró el Partido Comunista de Colombia. Pues bien... a pesar de que consiguió ser la 3ª fuerza política, con resultados sorprendentes para la tradición bipartidista colombiana, la UP fue literalmente exterminada, en algo que bien podría llamarse genocidio. Su presidente, 2 candidatos presidenciales, 8 congresistas, 13 diputados, 70 concejales, 11 alcaldes y miles de sus militantes fueron asesinados la acción combinada de grupos paramilitares, elementos de las fuerzas de seguridad del Estado colombiano y narcotraficantes. Un documental sobre esta matanza, clave para entender el por qué siguen aún las FARC hoy en día, es el siguiente.
Ante la imposibilidad de seguir una actividad política, las FARC acabaron con la tregua y volvieron a actuar. Unión Patriótica, sin embargo, intentó continuar por separado, hasta que acabaron cediendo ante el exterminio.
¿Contra quiénes lucha la guerrilla? "Los buenos":
La guerrilla colombiana, tanto FARC como ELN, están enfrentados al gobierno de la nación. Por tanto, su enemigo natural es el ejército colombiano. Sin embargo, desde hace muchos años existen en Colombia otros actores: los paramilitares. Los paramilitares son grupos creados por algunos terratenientes, ganaderos y narcotraficantes colombianos y existen y existieron multitud de ellos agrupados la mayoría en las Autodefensas Unidas de Colombia. Nacieron para defender los negocios de la droga o los terratenientes de la extorsión a a la que se veían sometidos por la guerrilla, pero en defensa de los intereses de los narcos, también luchan entre ellos. Teóricamente, las AUC se disolvieron por un acuerdo con el gobierno, que amnistiaría a muchos militantes y aplicaría bajas penas de prisión a otros, sin embargo los paramilitares solamente consiguieron impunidad y cambiaron de nombre. Esta ineficacia total (buscada o no) del acuerdo fue constatada por la ONU, la OEA. Además, en 2009, nuevas leyes otorgaron más impunidad a los delitos de los paramilitares, como denuncia Amnistía Internacional. De lo que eran las AUC surgieron un conjunto de grupos armados llamados Águilas Negras, que actualmente se estima que tienen 4000 miembros entre todas y que van creciendo, en parte usando a menores, en todas sus agrupaciones.
Las actividades de los grupos paramilitares en Colombia siguen. Y el problema principal es que se dieron y siguen dándose en connivencia con el ejército y el estado colombiano. La misma Corte Suprema de Justicia quiso poner freno a las amnistías de Uribe a los paramilitares dado que el paramilitarismo no había actuado contra el Estado sino en complicidad con él, por tanto el delito no podía definirse como sedición y no era un crimen político sujeto a indultos y amnistías. Este trabajo conjunto ejército-paras ha sido confirmado repetidas veces por los propios jefes paramilitares. Los resultados de las acciones paramilitares son multitud de masacres de un salvajismo extremo, con desmembramientos, decapitaciones y empalamientos, como la de El Salado, de la que a continuación dejo un documental de testimonios.
Parte 2, Parte 3, Parte 4, Parte 5, Parte 6
Y es que no estamos hablando de cualquier cosa, los testimonios y las investigaciones hablan de pueblos enteros masacrados, de innumerables fosas comunes (grandes, medianas y pequeñas) e incluso de hornos crematorios para deshacerse de los cadáveres. Las narraciones de cómo desmembran, despellejan y torturan a los campesinos por parte de testigos y de los propios protagonistas son escalofriantes (véase video)
Actualmente, las acciones paramilitares se plantean en los medios como simple delincuencia vinculada al narcotráfico (vinculación evidente, por otra parte). Y probablemente muchas de las denominadas "bandas armadas emergentes" son sólo eso. Sin embargo, el asesinato de sindicalistas, militantes de izquierda y activistas pro-derechos humanos por parte de las Águilas Negras deja ver su lado político. Por ejemplo, organizaciones como Amnistía Internacional, la Escuela Nacional Sindical de Colombia o la Confederacion Sindical Internacional lo corroboran: el 60% de los sindicalistas asesinados en el mundo lo son en Colombia, y la mayoría quedan impunes.
Ya..., los paramilitares también son malos, pero ¿El ejército sólo mira para otro lado?
Pero eso no es todo, el ejército mismo realiza matanzas de líderes campesinos, sindicalistas o, simplemente, civiles no beligerantes. Fosas comunes llenas y cientos de testimonios prueban los escandalosos casos de las ejecuciones extrajudiciales y los "falsos positivos". Estos últimos, numerosísimos, que hasta ahora rondaban los 1000 confirmados, se corresponden con matanzas de civiles que se hacen pasar por guerrilleros muertos en combate simplemente para engrosar los números del ejército. Las jugosas recompensas ofrecidas por el gobierno y pagadas en buena parte con fondos de cooperación internacional a los militares que matasen guerrilleros fueron el estímulo principal que sucediese esto. El escándalo salió a la luz en 2008, pero se ha constatado, por documentos desclasificados de la CIA, que se conocía desde los 90 por el aliado norteamericano de Colombia, del mismo modo que la colaboración ejército-paramilitares.
La realidad de las ejecuciones extrajudiciales y los falsos positivos fue desvelada por organizaciones de derechos humanos. Se pudo observar que De las 13.634 personas ejecutadas por causas políticas sin existencia de combate entre mediados de 2002 al fin de 2007, en los casos en los cuales se conoce el presunto autor genérico de las violaciones (8.049 casos), en el 75,4% de los casos tiene responsabilidad del Estado: por perpetración directa de agentes estatales, el 17,53% (1.411 víctimas); y por tolerancia o apoyo a las violaciones cometidas por paramilitares el 57,87% (4.658 víctimas). A los grupos guerrilleros se les atribuyó la presunta autoría del 24,59% de los casos (1.980 víctimas). Con el descenso de las bajas en combate, el ejército aumentó los "falsos positivos", siendo sólo entre enero de 2007 y junio de 2008 535 las perpetradas directamente por la Fuerza Pública. De esos casos, casi el 80% no se ha investigado o se ha abandonado su investigación judicial, evidentemente porque son los compañeros de los responsables quienes deberían hacerla.
Por tanto, las cifras nos dicen que el gobierno colombiano es responsable directo e indirecto (a través de los paramilitares) de la mayoría de muertes de civiles. Pero es que, además, Amnistía internacional dice que en 2007 hubo al rededor de 1.400 homicidios de civiles que pueden ser relacionados con el conflicto y en los casos en los que se logró identificar a los autores, las fuerzas estatales fueron responsables directamente de al menos 330 (la mayoría), los grupos paramilitares de unos 300 y los grupos guerrilleros de alrededor de 260.
Sin ir más lejos, hace muy poco se descubrió una fosa con 2000 cadáveres sin identificar enterrados por el ejército desde 2005. La mayor de toda américa latina. Las múltiples desapariciones de líderes sociales, campesinos y sindicalistas en la zona hacen pensar que esos cadáveres no son sólo de guerrilleros muertos en combate, como pretende el ejército. Sino que pueden ser resultado de asesinatos políticos y de los "falsos positivos". Este hecho, gravísimo, no se ha investigado aún para que no interfiriese en las elecciones colombianas. Para hacerse una idea: los desaparecidos del régimen de Pinochet fueron alrededor de 3000. En esa fosa colombiana sólamente ya tenemos 2000.
¿Y no será todo cosa del ejército y policía, estando el gobierno desinformado?
Bueno, la versión gubernamental es esta poco creíble afirmación. Pero aqunque así hubiera sido, no sería justificable de ningún modo. La responsabilidad del gobierno en los "falsos positivos" y los asesinatos de civiles llevados a cabo por el ejército (que, evidentemente, depende de él) es evidente, a pesar de que quisieran zanjar el escándalo mediático (en Colombia, porque aquí apenas se habló de ello) con la destitución de alrededor de 40 militares acusados.
Pero es que además la relación de los gobernantes y parlamentarios colombianos con los paramilitares está comprobada. Al menos 145 políticos y ex-políticos colombianos son investigados en otro escándalo del que poco sabemos en España, si lo comparamos con la cobertura a las FARC: el escándalo de la parapolítica. Un asunto con muchas ramificaciones y múltiples pactos entre los políticos y los paramilitares que hubiese hecho caer al gobierno y el parlamento y planteado una reforma integral del estado en cualquier país normal.
Y es que la vinculación del mismo presidente Uribe con los paramilitares es, al menos, digna de considerar. Su partido y los otros oficialistas están plagados de implicados, su propio primo, colaborador suyo, está detenido por sus relaciones con los grupos de asesinos. No sólo eso, los propios líderes paramilitares y narcotraficantes implican al mismo Uribe en acuerdos ilegales con el gobierno o incluso dicen haber financiado su campaña electoral y ayudado a su elección.
El que fuese jefe de la inteligencia colombiana (DAS), procesado por el asesinato de sindicalistas y defensores de derechos humanos, asegura que desde el propio DAS se traficaba con droga, se espiaba a los líderes políticos de la izquierda e incluso se conspiró para derrocar o asesinar al presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Además, confirma los nexos del gobierno con los paramilitares.
Entonces...
Visto lo visto, y teniendo en cuenta que con Uribe casi se han triplicado los asesinatos de civiles a manos de fuerzas estatales. Y que además la falta de protección social en el país hace que incluso exista un problema de desnutrición infantil (5000 niños muertos al año denunciados por Unicef) y un crecimiento del analfabetismo, incluso reconocido por el gobierno. Y viendo que lo mismo ocurre con la sanidad pública.... No creo que la evaluación del gobierno colombiano pueda ser positiva. En ningún caso es justificable el uso de la violencia para imponer ideas, pero las injusticias sociales que puede encontrar cualquiera que indague un poco sobre Colombia, añadidas a la actividad represiva del gobierno y el resurgir de los paramilitares puede hacernos entender por qué aún existe la guerrilla. La rabia de los que no tienen nada que perder es peligrosa.
¿Y qué sabemos de todo esto en España? Casi nada. ¿Qué idea tenemos del gobierno de Uribe? Normalmente nos transmiten simplemente la idea de un hombre firme contra los malvados guerrilleros. Nadie se plantea que puede ser cómplice y socio de asesinos y narcotraficantes, nadie se plantea que el estado colombiano mata tantos o más civiles que la guerrilla. Nadie se plantea que el mayor peligro para los derechos humanos en Latinoamérica no está en Venezuela, como todos los medios quieren hacernos creer, sino en Colombia. Y así estamos en España: leyendo titulares complacientes con Uribe y dándole premios a la libertad. Es lo que tiene ser el mayor defensor del liberalismo económico en latinoamérica, que a derecha europea y los empresarios de los medios de comunicación te adoran (a estos les da igual el número de periodistas asesinados). Una vergüenza.
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