sábado, 28 de noviembre de 2015

Sobre IU, Podemos y la intención de voto

Recopilación de sondeos: azul=PP, rojo=PSOE, morado=PODEMOS, naranja=Ciudadanos, marron=IU, rosa=UPyD.
Los puntos son sondeos individuales y líneas son medias móviles de 20 encuestas.
Remontémonos en el tiempo a 2013: no habían pasado aún dos años desde la victoria electoral por mayoría absoluta del PP. En las elecciones de 2011 IU había obtenido un 7% de los votos aproximadamente, con lo que tiene apenas un 3% de escaños en el congreso de acuerdo a nuestra ley electoral. En 2012  habíamos tenido algunas elecciones autonómicas en las que IU y las coaliciones con las que concurría habían obtenido alrededor del 10%-11% de los votos en Cataluña y Andalucía y el 14% en Asturias y Galicia. Eran buenos resultados para la coalición, se afianzaba como tercera fuerza en número de votos con una clara tendencia ascendente, pero con estos números aún estaba lejos de alcanzar al bipartidismo.

En 2013 no había elecciones y, durante año y pico en el gobierno, el PP ya había tenido tiempo de incumplir casi todo su programa electoral, aprobar una reforma laboral que empeoraba considerablemente las condiciones de los trabajadores y terminar de confirmar su carácter corrupto con el caso Bárcenas, que venía a sumarse al Gürtel y otros muchos. Por otro lado, era irritante ver al PSOE de Rubalcaba y de los EREs aparentar indignarse por un proceso de empobrecimiento y pérdida de derechos que ellos mismos habían empezado. El bipartidismo comenzaba a flaquear y eso se veía en las encuestas, favoreciendo considerablemente a Izquierda Unida.

El crecimiento de IU en 2013: el acercamiento al segundo puesto.
Las encuestas electorales de 2013 iban todas en la misma dirección. Daban resultados  crecientes para IU que ya superaban el 14 o 15% de los votos a principios de año y que llegaron hasta el 17 o incluso el 18% durante el verano. Los datos eran incluso mejores en las previsiones que se daban para Andalucía, Galicia o el ayuntamiento y la comunidad de Madrid. Todas estas estimaciones de voto eran el resultado de pasar los datos de las encuestas por la famosa "cocina" que intenta prever a dónde va el voto de los indecisos o de los que no contestan. El caso es que en varias de las encuestas estatales IU superó al PSOE en intención de voto directa (lo que la gente que responde dice que va a votar) e incluso hubo una de ellas en la cual IU fue la primera fuerza en intención de voto directa.

Está claro que PP y PSOE tienen mucho votante no declarado en las encuestas y que eso es lo que pretende corregir la famosa "cocina". Pero no es menos cierto que cuando se realizan sistemáticamente estimaciones a la baja de las posibilidades de un partido se está influyendo bastante en los resultados futuros de ese partido. Se entra en una espiral que desanima a nuevos y viejos votantes que quieren dar utilidad a su voto y que con esos números no ven posible un cambio de gobierno. Así, en esos casos, las predicciones electorales tienen tendencia a ser profecías autocumplidas.

Las europeas: Podemos aparece y deja a IU en el 10%.
Y llegaron las elecciones europeas y apareció Podemos. Una formación ideada por unos profesores universitarios de Ciencias Políticas que poco antes habían ejercido de asesores de IU y que abiertamente habían defendido siempre las mismas posiciones de izquierdas. Sus ideas podían conocerse desde tiempo atrás mediante el programa de debate La Tuerka, que había sido seguido (principalmente por internet) por un público principalmente de izquierdas y con marcadas inquietudes políticas. Pero el lanzamiento de Podemos fue posible gracias a que Pablo Iglesias se dio a conocer mediante una continuada aparición en tertulias de televisiones de ámbito nacional. Sus indudables dotes para el debate y la solidez de su argumentación (nítidamente izquierdista) le hicieron muy popular. Esto le animó, junto a varios compañeros de su departamento de la Complutense, a crear una formación política que, previsiblemente, tendría un programa muy similar al de IU, pero con una estructura organizativa y un sistema de elección de cargos diferente.

Podemos tanteó la posibilidad de concurrir a las europeas con IU, eligiendo al candidato en unas primarias abiertas conjuntas, pero en IU lo rechazaron. Por una parte parece un error que IU no quisiese democratizar más su elección de candidatos, pero también es cierto que, si había diferencias, una coalición no era estrictamente necesaria ya que en unas elecciones europeas el reparto de escaños es estrictamente proporcional y con circunscripción única. Es decir, la ley electoral no hace que se pierdan los votos de los partidos minoritarios (siempre que lleguen a un mínimo para tener representación). Las encuestas daban más de un 14% de los votos en las europeas para IU, pero la llegada de la formación de Iglesias lo dejó en un 10%. Podemos sacó un 8%. IU tuvo su segundo mejor resultado en unas europeas y el bipartidismo por primera vez no llegaba al 50% de los votos, pero Podemos había frenado las posibilidades que tenían de acercarse al PSOE. Además, el impulso de la novedad y la constante aparición en los medios hizo crecer muchísimo las popularidad de Podemos, que adoptó una estrategia consistente en decir "no hablamos de izquierda o derecha", centrándose en la atacar a "la casta" y a los "políticos profesionales". Esa estrategia y su organización interna más asamblearia eran las principales diferencias entre Podemos e IU, porque las ideas principales de sus programas eran muy, muy similares.

El gran crecimiento de Podemos y la caída de IU.
El caso es que, con la estrategia de no hablar de izquierda o derecha y sus críticas a los políticos profesionales, Podemos atrajo fugazmente la simpatía de mucho "apolítico" que realmente no comulgaba con la parte anticapitalista de su ideario, sino que sólo apoyaba al partido de Iglesias como castigo a la corrupción del bipartidismo. Gracias a esto y a su constante presencia en los medios, subieron como la espuma por encima del 20% de los votos, hasta llegar a superar al PSOE en muchas encuestas. Incluso hubo una que, a finales de 2014 les daba como ganadores.

Podemos representaba una esperanza para mucha gente de izquierdas, porque a pesar de que negaban esa etiqueta, la tendencia política de sus propuestas estaba clara para los ciudadanos medianamente informados. Es por eso que IU había sufrido una fuga de apoyos durante 2014 hasta un suelo del 4%. Esto hizo que, probablemente demasiado tarde, dejasen a Alberto Garzón postularse como candidato principal y cabeza visible de Izquierda Unida. A pesar de la forzada renovación en IU, la fortaleza de Podemos acaparaba la mayor parte del voto a la izquierda del PSOE y se hacía con el voto de muchos de los que se consideraban desencantados de la política y hartos de la corrupción. Podemos pescaba entre gentes que estaban de acuerdo con la ideología izquierdista (no declarada como tal) de sus líderes, pero también tenía las simpatías de otros muchos "apolíticos" que no llegaban tan allá en sus análisis y, simplemente, querían echar al bipartidismo.

La llegada de Ciudadanos y la pérdida de apoyo de Podemos.
Todo iba bastante bien para Podemos a pesar de que los medios de la derecha habían iniciado una campaña para sacar a la luz hasta la más mínima mancha que pudieran encontrar en el pasado de sus dirigentes. Las cosas iban bien... hasta que una fuerza política de ámbito catalán decidió hacerse estatal: Ciutadans pasó a ser Ciudadanos para todos los españoles.
Ciudadanos, a pesar de existir desde hacía tiempo en Cataluña, tenía un aire nuevo para el resto de votantes del estado, donde hasta entonces no tenía ninguna implantación. Además, aprovechaba esto para mostrarse como un partido ajeno a la corrupción y alejado de lo que se ha dado en llamar la "clase política". Pero la realidad era que la ideología y estrategia política de Ciudadanos ya existía en España y se llamaba UPyD. Por eso muchos de los militantes de UPyD, viendo que las encuestas sólo presagiaban una gran pérdida de apoyos desde que apareciera Podemos, se pasaron a este "nuevo" partido naranja, con una ideario neoliberal y un nacionalismo español muy similar al del partido magenta. Eso sí, siempre rechazando la etiqueta de "derecha".
Como resultado de todo esto, la llegada de Ciudadanos ha hecho bajar a Podemos hasta unas previsiones de voto iguales a las que tenía IU en 2013, quedándose incluso en las últimas en los alrededores del 15% y siendo superado por el partido de Albert Rivera.

La transversalidad: causa del rápido ascenso y bajada de Podemos.
La transversalidad o transversalismo es una corriente ideológica que defiende la no vinculación con ningún tipo de idea política preconcebida asociada a la distinción clásica izquierda-derecha. No es algo inventado por Podemos en España. UPyD ya utilizó desde su nacimiento esta ambigua estrategia para pescar en diferentes caladeros de votantes. Esto, para una formación nueva, ya vimos que da buenos resultados, especialmente teniendo en cuenta el hastío de los ciudadanos con la política "tradicional" y las corruptelas que se descubren. Creando un partido transversal y atacando a los que estaban antes mediante aquello tan extendido de "todos son iguales" puede que, si eres hábil, tengas buenos resultados en un momento de crisis política y económica, pero lo difícil es mantenerse por dos razones principales:
  1. Puede aparecer otro partido, más nuevo que el tuyo, que pretenda ser tan transversal como tú o más. Así pasó con Ciudadanos, que no aportó nada en el debate de ideas sino que más bien prefirió centrarse en las formas, optando por usar la corrupción como tema principal y por hacer de la juventud y la "novedad" su principal baza. No creo que Podemos pueda sorprenderse de que otros exploten su estrategia simplista con éxito. Y, claro está, si esto ocurre, es lógico que ellos sean los más perjudicados.
  2. La transversalidad irá desapareciendo cuando tengas que explicar tus propuestas. Las denominaciones "izquierda" y "derecha" no son meras palabras obsoletas, significan algo. Por mucho que huyamos de etiquetas no se puede contentar por igual a empleado y empleador, a escuela pública y concertada, a intereses públicos y privados. Así, muchos "apolíticos" que inicialmente habían dado su apoyo en las encuestas al partido de Pablo Iglesias, no tardaron en mostrar su simpatía por Ciudadanos cuando se dieron cuenta de que realmente estos casaban mucho mejor con sus ideas supuestamente "transversales", pero realmente de derechas. Tengamos en cuenta que, actualmente, y dada la gran implantación del neoliberalismo económico en España, no mojarse en temas de economía política significa aceptar el dominio total del mercado sobre la economía y, por tanto la reducción de la democracia a un mero ritual periódico que no debe molestar a los que mandan de verdad. Además, la nueva derecha tiene la gran ventaja de que es mucho más sencillo no meterse en líos ideológicos y plantear que la culpa de todo la tienen los políticos. Por lo cual, la solución sería, simplemente, cambiar a esos políticos. Una posición de izquierdas está obligada a presentar una alternativa, no solo a las caras, sino también a las políticas y a la tiranía del mercado.
La fallida unidad
Mientras ocurría todo esto y hasta principios de octubre de este año, el candidato de IU, Garzón, buscaba una y otra vez acercar posiciones con la gente de Podemos para concurrir con una candidatura única a las elecciones. Esto no fue posible en las autonómicas de mayo. Sólo fue posible en determinadas localidades gracias a que Podemos no fue con su nombre a las elecciones municipales. El resultado de las autonómicas fue de un 14% de los votos para Podemos y un 4% para IU. Si nos fijamos, esto suma lo mismo que el 8+10 que obtuvieron Podemos e IU en las europeas.
Resultados de las elecciones autonómicas para Podemos e IU
Los resultados autonómicos supusieron que IU perdiese representación en algunas autonomías y que Podemos quedase como soporte para la investidura de un gobierno del PSOE en otras (Aragón, Castilla la Mancha, Extremadura, Valencia...). IU hizo eso mismo en Asturias, pero, paradójicamente, aquí Podemos les acusa de ser la "muleta del PSOE".
La historia de las municipales fue diferente. IU mantuvo sus resultados anteriores en número de concejales y varias candidaturas de unidad que no tenían ni el nombre de Podemos ni el de IU, pero en las que participaban personas de estas dos organizaciones consiguieron la alcaldía de Madrid, Barcelona, Zaragoza, La Coruña, Ferrol y Santiago.
Estos resultados de las candidaturas de confluencia en ciudades tan importantes dieron razones a Garzón para insistir en su propuesta de unidad: una candidatura con un nombre neutro (ni Podemos ni IU) en la que poder escoger por primarias conjuntas las listas. La respuesta de Podemos fue siempre la misma. "Nosotros ya somos la unidad popular. Tú, si quieres, te vienes a Podemos, pero no queremos saber nada de IU". Sólo se aceptaba la unidad con otros en los lugares en los que Podemos se sabía más débil. Evidentemente, esto hizo imposible cualquier acuerdo, pues la propuesta estaba encaminada a deshacerse de IU como un actor molesto. IU se quedó prácicamente sola en la plataforma de Unidad Popular creada para elegir candidato y Podemos siguió su camino de lucha por "el centro del tablero".

El panorama actual de IU-UP y Podemos. Hagamos de pitufo gruñón.
¿Y ahora qué tenemos? A Podemos con previsiones de alrededor de un 15% en cuarta posición, tras Ciudadanos, y a IU con alrededor de un 5%. Estos resultados, con el sistema electoral actual dejarían, con mucha suerte, a la suma de las dos fuerzas políticas en 45 diputados de un total de 350. Mientras que una coalición que rondase el 20% estaría disputando la segunda posición con el PSOE.
Desde Podemos se argumenta que eso no es así y que IU le restaría votantes si hubiese aceptado la candidatura de unidad. 
¿Acaso creen que a estas alturas Podemos puede seguir apostando por la estrategia de la transversalidad? Revisemos el posicionamiento ideológico que dan las encuestas a Podemos. El CIS dice que los españoles consideran a Podemos aún más de izquierdas que IU, aunque es evidente, si atendemos a las propuestas concretas de IU (nacionalizaciones, banca pública, el estado como empleador de último recurso...), que esto no es así. Esta percepción errónea de la opinión pública ya no puede ser cambiada por Podemos en un mes. El partido de Pablo Iglesias ahora tiene que elegir entre el maquiavélico viaje al centro que emprendió y diferenciarse de Ciudadanos. Por ahora todos estamos viendo que si no elige la estrategia de la diferenciación por la izquierda, Albert Rivera le ganará la partida de la "lucha por la centralidad del tablero".
Cuando digo esto, muchas veces se me contesta que ese no es el camino, que los españoles temen a la izquierda. Que 40 años de franquismo calaron muy hondo en la sociedad y que si se quiere ganar hay que evitar modos, discursos y nombres izquierdistas. Que los comunistas que en 30 años no consiguieron nada no van ahora a dar ahora lecciones a Podemos.
Yo siempre contesto que en este país uno de los dos partidos que más tiempo ha gobernado tras la muerte de Franco se hace llamar socialista y obrero (aunque no ejerza ni de lejos de ninguna de las dos cosas). También es fácil ver que Portugal y Grecia son países del Sur de Europa en crisis que tuvieron dos dictaduras anti-izquierdistas durante muchísimo tiempo y hoy, están en el gobierno partidos que no reniegan del término izquierda sino que lo resaltan bien en sus siglas. Se trata de partidos y coaliciones que tampoco pasaron del 5 o 10% de los votos durante décadas, pero que no renunciaron a mostrar a las claras sus ideas y hacer pedagogía. Paradójicamente, en Podemos consideran a esos partidos autodenominados como de izquierda radical, bloque de izquierda, o incluso comunistas, de los suyos y se congratulan por sus éxitos. Aquí, sus equivalentes de IU, que intentaron una y otra vez la unidad, son los "cenizos que no han hecho nada en 25 años".
Ante este panorama. UP-IU, evidentemente, concurrirá a las elecciones marcando diferencias con aquellos que quisieron marcarlas de una manera tan rotunda en lugar de fijarse en lo que los unía (que no era poco). Por desgracia, no espero un gran resultado para los partidos a la izquierda del PSOE, pero yo tengo claro a donde debe ir mi voto. Y es que no puedo confiar en los políticos que prefieren adaptar sus propuestas a la opinión mayoritaria en lugar de intentar razonar y convencer al pueblo de que la suya es la opción más justa.