viernes, 16 de noviembre de 2012

Santo Tomás y los heridos de la huelga

El conocido episodio del Evangelio en el que Tomás necesita ver las heridas de los clavos y meter el dedo en el costado de Cristo para creer en su resurrección nos dice que, a continuación, éste le reprocha su falta de fe. Por mi parte, creo que nadie podría culparme por no tener fe en el gobierno de España después de todos los engaños del último año. Y lo cierto es que cuesta creer algunos números que se dan desde el Ministerio del Interior en torno a la reciente Huelga general del 14 de noviembre.

Me llama la atención especialmente el dato oficial de heridos: 77 heridos, siendo 43 de ellos miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Es decir, según nos dice el Ministerio del Interior hay más heridos entre esos antidisturbios que visten casco, botas y, en muchos casos, chaleco, escudo y protecciones rígidas (y que además van armados con porra o escopeta de pelotas de goma) que entre los manifestantes vestidos con ropa de calle. Esto me parece raro, pero como no quiero asumir que una vez más pretendan tomarnos por tontos sin hacer comprobaciones, busqué en la red imágenes de heridos en la jornada de huelga, especialmente policías. Entendía que dada la amplia mayoría de medios de comunicación abiertamente opuestos a la huelga, no sería difícil encontrar en la red imágenes de esos agentes de orden público lesionados, para demostrar así la brutalidad de los huelguistas.

Pues bien, únicamente soy capaz de encontrar dos fotografías de un mismo antidisturbios en la plaza de Cibeles que parece lesionado en una pierna.

El único agente herido más del que se tienen imágenes es un miembro de la policía autonómica catalana atropellado por un furgón conducido por sus compañeros.
Incluso hay un video de los instantes que rodean el atropello, aunque no es de mucha calidad.

Pero es que aún yendo al video colgado por el propio Ministerio del Interior para mostrar los disturbios que se dieron en el centro de Madrid a última hora, lo más cercano a una posibilidad de lesión de un policía que se puede ver en ellos es el tropezón y caída de un agente de policía en el minuto 1:43, cuando corría tras algunos manifestantes porra en mano.


Este par de casos de un agente que cojea y otro atropellado por sus compañeros es todo lo que pude encontrar. Ni el ABC, ni la Razón, ni El Mundo, ni la Gaceta, ni Libertad Digital, ni Intereconomía, ni ninguno de los otros medios interesadísimos en mostrarnos huelguistas salvajes y violentos fueron capaces de conseguir ni una foto de policías claramente heridos. 

¿Será que es difícil estar en el momento adecuado y no hay fotos de heridos de ningún tipo? Buscando fotografías de situaciones similares a las de los antidisturbios podemos encontrar la siguiente de un señor herido leve sentado en el suelo y siendo atendido por sus compañeros en los piquetes de Mercamálaga o la de un periodista ayudado a caminar por otros y herido por un pelotazo. El joven, según cuentan, sufrió una contusión en el pulmón.


Si, con un criterio similar, contabilizamos a las personas que están siendo atendidas por los servicios de emergencia, encontraremos fotografías como las siguientes tomadas en Madrid. Evidentemente, si el SAMUR tuvo que atenderles sería porque algo les pasaba.


Incluso también podemos contabilizar a personas atropelladas entre los huelguistas, como el caso de dos miembros de un piquete en Toledo atropellados por un conductor que no quiso detener el coche. Ellos se quejan la pasividad de los policías presentes cuando ocurrieron los hechos.


Otras imágenes en las que quedan claras las lesiones de algunos de los atendidos por los servicios sanitarios son las de estas dos personas que recibieron golpes de porra en los brazos y costados. Las consecuencias son evidentes.


Seguimos por las imágenes más corrientemente vistas como pruebas de lesiones: aquellas en las que aparece sangre. En la parte superior tenemos a dos detenidos en Madrid, si obviamos la sangre en la boca de la persona de la izquierda, la brecha en la cabeza del otro detenido es bien clara. En la parte inferior aparecen, por orden: el niño de 13 años que recibió varios porrazos en Tarragona, un miembro de un piquete de la CNT en Aranjuez y un manifestante de Valencia tendido en el suelo, todos con abundante sangre en la cabeza.


Si vamos a las lesiones más graves, tenemos la pérdida de visión de un ojo de una señora en Barcelona (sería el segundo ojo que se llevan por delante las pelotas de goma este año, además de la vida de un hombre) y la fractura del tabique nasal y del pómulo izquierdo de un señor en Murcia . Las mentiras del delegado del gobierno murciano sobre el herido con fracturas en la cara son desenmascaradas en un vídeo publicado por el periódico La Verdad de Murcia.


En cualquier caso, estamos obviando todos los videos en los que podrían contabilizarse la mayor parte de los golpes de porra y muchos de los pelotazos de los antidisturbios como lesiones en forma de magulladuras de importancia. También hay bastantes imágenes como las siguientes que pueden ser susceptibles de acabar con heridos, pero, sin confirmación de lesiones, no las contabilizaré.


En resumen, a pesar de que desde el Ministerio del Interior nos dicen que hay más policías heridos que huelguistas, un ejercicio simple de búsqueda de pruebas parece decirnos lo contrario. Sólo encuentro 2 pruebas de agentes lesionados (uno de ellos por sus propios compañeros) mientras que los manifestantes lesionados que puedo encontrar con una búsqueda sencilla son, al menos, 14. Este no pretende ser un trabajo científico, ni pretendo hacer una extrapolación estadística basándome en fotos de internet, pero creo que es bien significativo de que, o bien nos están mintiendo una vez más o bien en la gran mayoría de medios, que están deseosos de mostrar el salvajismo de los huelguistas, hacen muy mal su trabajo.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Kant y la huelga

¿Reconoce usted que la reforma laboral sólo ha servido para facilitar el despido y eliminar derechos a los empleados, iniciándose así un descenso de salarios y empeoramiento de condiciones laborales?
¿Reconoce que la total prioridad que se da al pago de la deuda pública y los intereses de la misma (incluida en la constitución mediante pacto PP-PSOE) significa que el derecho de cobro de los bancos acreedores está por encima de los derechos de los ciudadanos a recibir servicios básicos?
¿Ve usted que los recortes en servicios públicos básicos afectan principalmente a los más desfavorecidos? ¿Se da cuenta de que, además, estos recortes envían al paro a muchos empleados públicos y menguan los salarios de los que conservan su puesto?
¿Es capaz de ver que todo lo anterior, junto con la subida del IVA, hace que la gente pueda consumir menos, haciendo que el mercado interno del país se resienta y cierren a su vez muchísimas empresas que dependen de dicho consumo?
¿Sabe que el apoyo público a la investigación y el desarrollo se ha reducido de manera continuada desde 2009 y el recorte más brutal fue el de este año?¿Es consciente de que la salida por la que quieren llevarnos es la de las exportaciones baratas, que implican una reducción de salarios para poder competir con China y similares países y, por tanto, conducirá a un empobrecimiento generalizado de la población?

Si a usted le parece bien todo esto que está sucediendo, no haga huelga.

Si no está de acuerdo con estas medidas debería hacer huelga. ¿Por qué?:

Porque si TODOS los trabajadores hiciesen huelga y el resto de la población la apoyase, de una manera o de otra acabarían cambiando las políticas que nos llevan al empobrecimiento en nuestro país o incluso en la UE. Por tanto, una acción conjunta de todos tendría un resultado seguro.

El imperativo categórico, base de la moral humana, nos dice que "debemos obrar de modo que podamos desear que la máxima de nuestra acción se convierta en ley universal". Entonces, la cosa está clara: si deseamos cambiar las políticas actuales, debemos hacer huelga. Dado que una huelga total sería, sin duda, efectiva, si queremos alcanzar el objetivo deberíamos también querer que se consiguiese esa huelga generalizada. Por tanto, según el imperativo kantiano, debemos hacer aquello que desearíamos que todos hiciesen, así que a la huelga habrá que ir.